El origen del término es puramente comercial. Ésta fue la acepción que escogieron los editores de Jan Harold Brunvand para designar al folclore contemporáneo. Las historias en cuestión han recibido múltiples denominaciones por parte de quienes las usan y difunden: en Cuba, por ejemplo, se las conoce como "bolas" o "cuentos de camino". Entre los mismos estudiosos, no falta quien prefiere llamarlas leyendas a secas, considerando que su función sigue siendo la propia de este género.
Hilando fino, se podría llegar a argumentar que la ciudad, feudo tradicional de la razón y la ciencia, ha cogido el relevo al campo a la hora de propagar relatos de corte mitológico o tradicional. Sin embargo, Ortí y Sampere esgrimen que el modo de vida urbano ha colonizado muchos lugares que antes hubieran recibido el apelativo de "pueblos", por lo que la acepción "leyendas urbanas" no es del todo sólida.
En lo que sí coinciden ambos es en que el "imperio de la razón" (sentido común) parece no bastar a las personas de las urbes, que, de alguna manera, mantienen un sustrato mítico (e inmemorial) que las conecta en la distancia
Link
http://es.wikipedia.org/wiki/Leyenda_urbana
23 enero 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario